![]() |
||
El pescador Los años pasaron y, frustrado de tanto meditar, el rico se acercó al pobre: Disculpe, por favor, pero hemos pescado en este lugar por años, y siento curiosidad. Usted viene aquí diariamente, logra pescar muy poco y luego se dirige a su casa. Sólo me pregunto por qué no permanece un poco más de tiempo. Mire, si usted se queda cada día una o dos horas más, podría vender en la ciudad el pescado que le sobre. Conseguiría dinero suficiente para adquirir una vara mejor, y así tener una pesca considerable. Tal vez pueda hacerse de un bote y una red. Pescaría aun más, y podría hasta contratar otro hombre y un bote adicional. Pronto no tendría que estar en el agua todo el día, sino que llegaría a ser dueño de una gigantesca compañía, la cual fácilmente podría pasar sus días pescando solo , el tiempo que desee, haciendo lo que le place y sin preocupaciones. Pero señor, no entiendo -dijo el hombre pobre-, ¡eso es precisamente lo que hago! Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas. |
![]() |